No siempre se gana
Para ver las Victoria Falls teníamos dos opciones, parar en la ciudad de Victoria Falls en Zimbawe o en Livingstone, del lado de Zambia. Habíamos decidido visitar ambos lados por lo que a donde nos llevase el pasaje mas barato desde Johannesburgo iba a ser nuestro destino. La suerte y el menor precio en el pasaje de British decidieron que nos hospedásemos en Zambia. Fue así que cruzamos para Zimbawe por el puente que une ambos países.
Desde ese puente se hacia Bungee Jumping hasta que una turista australiana salto del puente y se cortó su soga. La chica cayó al río lleno de cocodrilos y con los pies atados logró nadar hasta la orilla… les dejo el video con esta historia.
En el camino a la frontera encontramos varias personas que nos querían vender billetes de un trillón de dólares o de un billón de dólares que dan nota de los problemas que tuvo la economía de Zimbawe hasta llegar a una economía dolarizada hoy en día y donde se sigue aplicando el trueque muchas veces, de hecho, a Pau le ofrecieron cambiarle su gorra por unas 5 pulseritas.
Llegamos finalmente a la frontera con el pequeño problema de que mi pasaporte estaba con únicamente una hoja disponible y un par de lugares vacíos donde poner el sello de entrada. El problema era que para entrar a Sudáfrica un requisito es tener una hoja blanca completa dentro el pasaporte y para lograr entrar a Zimbawe hay que pagar una Visa on arrival que ocupa una pagina entera del pasaporte… Le explicamos sobre esta situación al oficial de aduanas pidiendo si podía pegar la visa sobre alguna de las visas que ya había usado y no tenían más vigencia pero nos decía que no se podía. Tampoco parecía ser posible pegarla sobre alguna de las páginas llenas de sellos. Le contaba que no era mala voluntad mía pero que al no haber consulado argentino en su país necesitaba al menos poder llegar a Sudáfrica para realizar un pasaporte de emergencia. El señor se seguía negando hasta que sugerimos la opción de pagar algún “extra fee” para poder pegar la Visa en otro lugar e inmediatamente su cara cambió para preguntarnos de cuanto estábamos hablando. Ahí agradecí venir de un país como Argentina donde estas “soluciones” son moneda corriente cuando hablas con un oficial. Mi oferta fueron U$S 5 y el oficial me dijo “U$S10 is OK” … con lo cual luego del pago enseguida pegó la Visa sobre una de las paginas llenas de sellos en mi pasaporte y pudimos entrar al país sin problemas.
Al salir del control fronterizo se nos acercaron varios taxistas ofreciéndonos llevarnos hasta las cataratas por unos U$S10. Antes de ni siquiera comenzar a regatear le preguntamos a unos turistas que venían caminando en la dirección opuesta cuan lejos estaban las cataratas y nos comentaron que a unos 300 mts estaba la entrada por lo que caminamos evitando el pago de los U$S 10.
Entramos al complejo y encontramos el enorme spray que levantan las cataratas al estar alto el nivel del agua por ser el final de la temporada de lluvias por lo que Pau comenzó a luchar con el piloto plástico que nos habían regalado en China.
De todo el recorrido por los senderos tenemos pocas fotos ya que solamente podíamos sacar las cámaras cuando el viento no soplaba para nuestro lado ya que si no quedábamos empapados. De hecho, la especie de neblina que se ve en las fotos era todo el spray que había gracias a la fuerza de la caída del agua.
Salimos del lugar completamente empapados. Estábamos tan mojados como si hubiéramos saltado a nadar con ropa. Pese a que intentamos cuidar las cámaras lo mas posible, mi cámara dejó de funcionar por lo que pusimos todo a secar ni bien llegamos al restaurant donde comimos. En la foto se pueden ver nuestras cosas secándose aprovechando la decoración del restaurant.
Antes de llegar al restaurant aprendimos que no siempre se gana ya que al salir de las cataratas queríamos ir a almorzar a la ciudad y todos los taxis del lugar nos pedían U$S 15 hasta que negociamos un uno pagar U$S 15 pero por ir a la ciudad y que luego nos lleve a la frontera. Nuestro error estuvo en el no conocer la distancia hasta la ciudad y pensar que era lo mismo que del lado de Zambia donde habían unos 10km… habremos hecho unas 15 cuadras hasta llegar a la ciudad con lo cual no se explican nuestra bronca por el acuerdo que habíamos hecho. Al terminar el viaje y llegar a la frontera le explicamos que sabíamos que nos estaba estafando y logramos un mejor precio, unos U$S 14 que decidimos pagar para evitar una discusión en un lugar rodeado de taxistas amigos del nuestro donde teníamos todas las de perder. Aprendizaje de la experiencia: siempre que sea posible checkea en el mapa cual es la distancia a tu destino y cual debería ser un precio lógico a pagar para llegar hasta ahí.
Al regresar a Zambia y cruzar nuevamente el puente tuvimos la chance de disfrutar de este arcoíris sobre el rio.
