Ultimo día en Kyoto
Como conté en el post anterior ese día nos levantamos MUY temprano y nos fuimos para la estación de tren más cercana ya que teníamos que dejar las mochilas en algún lado antes de poder empezar a recorrer. Por suerte los japoneses piensan en todo y tienen lockers de alta calidad en TODAS las estaciones de tren, así que dejamos las mochis y empezamos nuestro último día de recorrido.
Como era muy tempranos primos fuimos al bosque de bambús, que es un paseo de 0,5 km donde tenés todos árboles de bambú alrededor y lo mejor de todo es que era gratis. Ahí vimos una de las formas de paseo más tradicionales, que es el señor que corre con el carrito de dos ruedas con gente arriba, lo que en otros países parece tercermundista en Japón queda pintoresco.
Después partimos a los templos del norte de Kyoto. Primero entramos a Ninna-ji donde hay varios templitos y árboles de cerezo, aún no florecidos. Después entramos a Ryōan-ji , que en un templo zen que tiene un parque enorme con lagunas y patos. Un poco más de lo mismo pero muy lindo también. Este lugar es famoso por un jardín de piedras, pero como verán en la foto no es muy guau. Creo que haber ido el día anterior a la Silver Pagoda le quitó un poco de encantó a este jardín.
Por último fuimos al más famoso de los templos, la Golden Pagoda también conocido como Kinkaku-Ji . Esta también es un jardín enorme con un templo recubierto en oro muy muy lindo.
De ahí encaramos a la estación principal de Kyoto para dejar las mochis en otro locker e ir al último de los templos que queríamos ver. Este se llama Fushimi Inari-taisha, y tiene la particularidad que cada vez que alguien quiere pedir o agradecer por algo manda a colocar un arco naranja en la montaña. Hay como 10000 a lo largo de toda la subida por la montaña. Nosotros hicimos medio camino porque cayó la noche y ya teníamos que encarar para el lado de la estación para comer y esperar que se haga la hora de tomar el micro rumbo a Tokyo.
Como todavía quedaba tiempo para tomar el bus, que salía a media noche, nos fuimos a recorrer y a comer aun una casa de sushi INCRIEBLE! No solo tenían la salsa agridulce que nos encanta sino que las piezas eran riquísimas. Basta con decir que comimos unas 40 piezas entre los dos y frenamos para no zarparnos en gasto. Mientras caminábamos por la ciudad de noche sacamos un par de fotos.
Fue gracioso el momento de ir a tomar el micro porque nos registramos y la chica dice “les vamos a avisar cuando llegue su micro”. A lo cual yo atinó a preguntar “llaman en inglés”?” y la chica me dice “no”. Creo que con nuestras caras de: “y como “#”$% querés que sepamos que nos están llamando si avisan en japonés y nosotros no hablamos japonés” la chica entendió y nos dijo que nos quedáramos cerca y que nos acercáramos a preguntar a cada rato porque tenía miedo de olvidarse. Osea…atención al cliente se la llevaba a marzo… habremos ido unas 15 veces en 15 minutos hasta que el micro llegó y nos indicaron que era ese. No íbamos a arriesgarnos a perderlo y dormir en la estación de bus de Kyoto por muy limpio y seguro que sea Japón.
