Los comienzos, Delhi
Lo primero que les quiero contar fue como llegamos a India y primer problema a resolver:
Ya desde que nos bajamos del avión se empezó a cumplir la profecía que varios nos habían advertido… los indios te COMEN con la mirada… juro que si por mirar uno se embarazara yo ya tendría varios hijos en este país.
No es falta de modestia de mi parte, los indios fijan la mirada en cualquiera que les resulte extraño o diferente y si a eso lo sumas ser mujer… listo estas hecha! El problema es que cuando lees las guías, te recomiendan no devolverles la mirada porque puede entenderse como insinuación.. así que ahí va una por la calle caminando o con la vista gacha o con lentes de sol (por más que ya no haya sol) para tratar de evadir un poco porque al principio causa gracia pero al final ya incomoda. Cito un ejemplo: Tren a Varanasi, teníamos 12 horas por delante. Juro que el señor de enfrente mío se pasó fácil la mitad del viaje perforándome con la vista…creo que conoce mi cara mejor que yo misma… lo peor es que conociéndome, yo no se la iba a hacer tan fácil, así que lo miraba también y el levantaba la vista.. un segundo que me distraía y otra vez el acosador visual firme en su mirar…
Llegamos desde el aeropuerto en metro a la zona de hostels en Nueva Delhi. El metro es un lujo, con aire acondicionado y un altavoz en ingles que te guía.
Cuando salimos del metro ya eran como las 10 de la noche y nos pusimos a caminar. Creo que por un lado fue bueno llegar de noche porque evitamos el primer shock de India que es el tránsito (después amplio sobre esto) y con el gsp marcado nos pusimos a caminar rumbo al hotel.
Lo segundo que nos impresionó fueron los olores… mucha gente no tiene problema y hace pis en cualquier lugar, y si a eso le sumas la bosta de las vacas que andan por la calle como si fueran perros, más los perro, más la basura, más las cabras… bueh creo que me entendieron la idea de los olores que por momentos se llegan a sentir.
La zona de hostels se llama Paharganj, y no es de lo más pintoresco de Delhi, para colmo tuvimos un problemita con encontrar el hotel ya que el lugar donde figuraba en el GPS no había nada, era el panorama ideal siendo las 10 pm… pero preguntando y metiéndonos por unos pasadizos que no podría volver a recorrer de lo enlaberintados llegamos al hotel. Y cuando todos pensaban que nos íbamos a ir a dormir, el recepcionista nos informa que no hay más lugar en ese edificio pero que nos iban a llevar a otra de sus instalaciones y que íbamos a tener un upgrade a “deluxe”…lección: nunca la creas a un indio que esta en turismo metido, porque te va a decir lo que querés escuchar. Como terminó esto? con nosotros caminado como 10 cuadras más hasta el “otro edificio”, donde el cuarto deluxe creo que le había pertenecido a Drácula. No tenia agua caliente, la ventana no cerraba (y en invierno a la noche hace frío). La sabana estaba llena de manchas y había una luz que no tenia swich por lo que no podías apagarla.
Al día siguiente nos levantamos y nos dirigimos a comprar los pasajes de tren para recorrer India. Claro que el chanta del recepcionista del hotel de la noche anterior (tuvimos que volver para pagar al hotel original) nos dijo que no se podían sacar en la estación…pero era mentira. Es un caos pero se pueden sacar en la estación. Es más, hay un lugar diseñado para ayudar a los turistas a comprar sus pasajes. El problema es que ellos pretenden que vayas con todo ya armado y nosotros estábamos un poco perdidos, pero con onda y ganas, y después de estar como 3 horas (porque hay MUCHA gente) nos fuimos con pasajes bastante parecidos a lo que habíamos pensado para recorrer.
De ahí nos tomamos el metro y nos fuimos a ver el fuerte rojo. Salimos de la estación de metro en un zona bastante horrible y gracias a Dios unos señores nos ayudaron a salir entre calles laberínticas a la avenida principal. Antes de entrar al fuerte paramos en Mc Donalds donde no venden hamburguesas de carne, sino solo de pollo y de los 6 combos que había sólo uno era sin picante… así que mucha opción no tuvimos.
Algo curioso del metro es que hay un vagón exclusivo de mujeres que cuando el subte va hasta las manos de hombres (porque son los que más salen a la calle, porque se supone que las mujeres se encargan de la casa) ellas viajan cómodamente en sus vagones exclusivos. Obvio que yo viajé apretujada con Gaby y todo mi sequito de fans que seguían cada uno de mis movimientos con extremo cuidado.
Durante las caminatas por la cuidad es donde ves de todo: las vacas echadas en la mitad de la calle, los bocinazos que están TODO el día en tu oreja, lo mal que manejan y lo difícil de cruzar la calle. La gente pobre en la calle pidiendo. Caminar es algo muy movilizador y llega un punto donde vez TANTA pobreza que no sabes que hacer para ayudar, genera mucha impotencia.
El fuerte rojo fue construido por le mismo sultán que hizo el Taj Mahal y es ENORME. La estructura es interesante de ver y a la noche hay un show de luces y sonidos que no sé que onda porque no nos quedamos lo suficiente. En la entrada del fuerte un padre nos pidió que nos saquemos fotos con las hijas así que subí una, las nenas eran un amor.
De ahí partimos hacia el Indian Gate. La verdad es que esta zona no parecía India, estaba todo limpio y había grandes parques y algunos edificios importantes alrededor. Antes de volver a dormir cenamos y probamos el pan indio que se llama Naan y esta MUY bueno… algo recomendable para probar si se viene para estos pagos.
Algo lindo que nos tocó vivir mientras esperábamos para hacer el check out (siempre te hacen esperar para todo) fue que un grupo de chicos se nos acercó, curiosos de vernos con las compus, y a medida que tomaban confianza empezaron a pedirnos ver fotos de Buenos Aires, a preguntarle a Gaby si todos en Argentina eran tan altos, etc… los padres también curiosos se acercaban a saludar y nos sacamos un par de fotos.