Intercambio cultural
Comenzamos la mañana con muuuuuuuuuucho glamour, desayunando panqueques con caviar ruso preparados por Sasha, a quien le preparábamos mate a cambio, resultando en una especio de intercambio cultural del cual salimos muy favorecidos.
En el primer desayuno que Sasha tomó mate no pudo disimular su cara de asco mientras que ya en los últimos días le iba agarrando la mano, o por lo menos disimulaba la cara de no gustarle.
Podemos decir que al final de nuestra estadía terminamos con una Sasha casi casi argentina!
Luego de una recorrida por un museo de un escultor famoso al cual no entramos pero disfrutamos de las enormes estatuas que estaban en la puerta partimos rumbo al metro de Moscú. Presten atención al escote que usaba una de las princesas rusas.
Dedicamos la mañana a recorrer el metro de Moscú. Si se preguntan donde esta lo divertido de recorrer el metro es verdad que no suena como un programa interesante, salvo que el metro de Moscú no fue hecho como un simple medio de transporte sino como una muestra del arte ruso y buscó ser una forma de hacer linda una ciudad donde toda la gente vivía en edificios iguales. De hecho, la mayoría de los rusos viven en casas que son horribles por fuera, todos bloques iguales de cemento pero que por dentro están muy bien cuidados.
Hay unas 5 estaciones de metro que son las mas imponentes por las estatuas y murales que llevan dentro, casi todos con imágenes de Lenin y representaciones de trabajadores y militares que llevaron adelante los logros rusos.
El tocar algunas de las estatuas da suerte o fertilidad por ello es que al salir del tren casi todos los pasajeros cumplen con el ritual.
Terminado el recorrido por el metro fuimos a uno de los parques más grandes e la ciudad donde se realizaban muestras de los avances en la agricultura rusa.
Ahí, por insistencia de Sasha, nos subimos a una vuelta al mundo. Ya comenzando a subir Sasha nos cuenta que tiene miedo a las alturas por lo cual iba aferrada a los caños de sujeción y con una cara de pánico importante. Las vistas de la ciudad estaban muy bien desde las alturas y se veía el monumento a la llegada del hombre al espacio, uno de los logros del programa espacial ruso.
En otra de las muestras de lo barato que nos divertimos, encontramos un oso a la entrada de un café. La idea original era sacar una foto con el oso pero la posición del mismo y su cara de felicidad hizo que el doble sentido se apodere de las chicas e impida la foto con el oso…
Por la noche la idea era festejarle el cumpleaños a Sasha por lo que fuimos al super a hacer las compras. Decididos a cocinar unas pastas con crema nos dimos cuenta que la gente de marketing tiene mucho trabajo por estos pagos ya que muchísimos paquetes tienen solo descripciones en ruso y ninguna foto o dibujo que de idea alguna del contenido del paquete por lo cual pedimos ayuda a un grupo de amas de casa que no hablaban ingles pero que se divertían mucho entendiendo nuestras mímicas para indicar cosas como pollo, manteca, etc.
En el festejo del cumple de Sasha descubrimos que los rusos pueden tomar vodka como agua pero que dos vasos de vino logran ponerlos alegres!
Una cosa que nos llamo la atención es que en las casas rusas no existe el concepto del living, por lo cual toda reunión social o charla de familia pasa en la cocina. Es un dicho común que los rusos cambian el mundo desde la cocina ya que es el ambiente que se usa para las discusiones sobre política luego de la cena.
También aprendimos que los países de la ex URSS, por alguna extraña razón, cuando uno quiere representar el ladrido de un perro, el sonido que usan es “Gaf Gaf” en lugar del tradicional “Guau Guau”. Si, esta es la clase de información completamente irrelevante que uno aprende al viajar pero nos reímos muchísimo ante las representaciones de los perros rusos y argentinos.