Bellisima Roma! Amore a prima vista
Luego de un LARGO día en el aeropuerto de Jordania nos embarcamos rumbo a Roma, Italia. Del vuelo solo voy a decir que mi compañero de asiento no estuvo muy feliz de tenerme sentada al lado y que las bolsitas que te dan junto con la revista en el avión pueden llegar a ser muy útiles cuando estas con un ataque al hígado 
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Llegamos a roma y nos encontramos con la grata sorpresa que en el tramo de Egipto-Jordania-Italia alguna de las líneas aéreas trató a nuestras mochilas como bolsas de basura y llegaron todas tajeadas. En el momento solo sumó a el hecho de que yo temblaba como una hoja después de un viaje muy largo…(agradezco nuevamente a Egipto por su calidad culinaria y como dato de color todos lo que viajaron a Egipto me comentaron que terminaron o conocían a alguien que terminó como yo).
Por suerte en Roma habíamos conseguido hospedaje en lo que resultó el mejor guía romano que uno pudiera pedir. Nos tomamos el tren rumbo a la casa de Mauricio, quien nos fue a buscar a la estación y no solo eso sino que nos esperó con una pizza recién salida del horno 
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Mauricio vive en un barrio residencial de Roma, muy lindo y tranquilo y es el romano más copado que uno pueda pedir! No solo nos alojo sino que nos llevó a recorrer varios días la ciudad, que conoce como nadie, y nos contó muchísimo de la historia de Roma. Ah, antes de que me pregunten en que hablábamos, lo genial es que Mauricio habla español ya que vive la mitad del año en Buenos Aires y ama la Argentina.
La primer noche ante un antojo de Gaby por probar el gelatto (helado) italiano, Mauricio nos llevó a una heladería y después aprovechando que no había nadie en la calle recorrimos todos los puntos históricos de Roma (Coliseo, Fontana di Trevi, Vaticano entre otros). Le verdad es que yo dormía en la parte de atrás de la camioneta (estaba destruida) mientras los chicos charlaban copadísimos, pero cada parada que hacíamos a pesar de lo mal que me sentía no podía dejar de embelesarme con Roma. Es una ciudad que te enamora tanto de día como de noche y no podés evitar querer ver todo!
Las heladerías Italianas son famosas por sus helados, pero a nosotros si bien nos gustaron seguimos prefiriendo el argentino. La principal razón es que los italianos hacen el helado con leche y en Argentina se hace con crema. Además al no haber dulce de leche se pierde una parte IMPORTANTISIMA! En cambio los helados al agua debemos reconocer que son RIQUÍSIMOS!
Luego del tour nocturno arrancamos la mañana siguiente rumbo al Vaticano.
Nos tomamos el metro y notamos una particularidad, solo hay 2 líneas de metro A y B, que llegan a ciertos puntos de la ciudad. Esto se debe a que Roma tiene más de 3000 años de historia y cada vez que excavan para hacer una estación de subte encuentran algo histórico que les impide seguir construyendo.
Entrar al Vaticano no fue complicado ya que está muy bien organizado, entender la magnitud de lo que estábamos viendo, eso ya es otra historia. Cada uno sintió cosas distintas estando ahí adentro pero algo en lo que ambos coincidimos es lo imponente que resulta. Tanto es así que van personas de todas las religiones y culturas a verlo. No sólo el tamaño impacta pero también el despliegue de obras de arte, esculturas y santos.
Salimos de ahí bastante conmovidos y probamos el primer panini (sándwich) de Italia. Aunque nos salió carísimo (porque en la zona del vaticano todo es caro) la calidad era normal, pero pronto íbamos a descubrir lo mediocre de ese sándwich en comparación con lo que es la verdadera comida italiana.
Por la tarde fuimos al museo del Vaticano. Este museo es ENORME y tiene la Capilla Sixtina en su interior. Tan grande es que cuando uno empieza a recorrerla te preguntan que camino querés tomar, el largo o el corto. Nosotros decidimos hacer valer nuestra entrada y agarramos el camino largo. estuvo bueno porque vas pasando por habitaciones con estatuas de mármol, tapizados, cuadros y pinturas hasta que cuando pensás que si ves una cuadro más te vas a volver loco llegas a la Capilla Sixtina. La paciencia de Miguel Ángel es lo primero que destaque. La obra y el detalle que tiene ese techo es inexplicable, un genio. El lugar estaba lleno de gente contemplando la obra y había bastante ruido, así que después de un rato de mirar decidimos salir de ahí.
Medios abombados por tanta cultura decidimos caminar un poco por el costado del Tiber (río que bordea Roma) y pasamos por varios lugares muy pintorescos, entre ellos el castillo de san ángel y su puente lleno de estatuas y el palacio de justicia cuyo edificio es una obra de arquitectura. Llegamos caminando hasta Plaza España, previo pasar por la zona de negocios más caros de Italia donde evidentemente seguimos de largo.
El encanto de Plaza España se divide en dos: en primer lugar tenés una fuente de un escultor muy famoso y en segundo hay una escalinata llena de flores con una iglesia arriba donde cuando terminas de subir obtenés una vista de la ciudad de Roma muy linda.
A todo esto ya eran como las 5 de la tarde y se empezó a largar a llover, por lo que satisfechos decidimos dar por terminado nuestro primer día.
