Berlín – Buen Día Berlín

El día que volábamos para Berlín era el día de mi cumple! Mis 26 años. Como uno se imagina un día de cumpleaños, les aseguró que dista mucho de lo que realmente fue, y aún así fue muy especial.
Arranque tomandome una línea de bajo costo desde un aeropuerto recóndito de Londres a las 4 am con lo cual dormí de a ratos en las incomodas sillas del aeropuerto.
Cuando llegué a Berlín la adaptación costó el doble. En primer lugar porque tenía MUCHO sueño y en segundo porque volvía a tener que mentalizarme de que estaba en un país donde el inglés no era el primer idioma.
Tan dormida estaba que en el tren deje mi amada campera que me había comprado en China. Por suerte ya no quedaban destinos con clima muy frío pero fue un desprendimiento sufrido porque había sido una fiel compañera de viaje. Y una vez más el destino me enseñaba a no encariñarme con lo material, les puedo jurar que cada vez que decía que algo material era muy bueno al poco tiempo lo perdía o se me rompía, casualidad?… no lo creo.
Llegamos al hostel después de tomarnos un par de trenes. Un dato curioso es que los pasajes de trenes son un tiempo de viaje, es decir duran “x” cantidad de horas, por lo cual es normal ver a la gente tratando de revender lo que saben no van a poder usar.
Como no habíamos desayunamos tuvimos la brillante idea de comprar unas facturas en la estación rumbo al hotel. GRAN DECISIÓN porque la pastelería alemana es exquisita.
El hostel era buenísimo! No solo que Gaby había reservado una habitación privada sino que parecía un hotel 3 estrellas, hasta secador de pelo tenia!!
Una vez instalados decidimos empezar a hacer lo que mejor hacemos… caminar con un rumbo no siempre definido.
Fue así como desembocamos en las orillas del rio Spree y fuimos bordeándolo por el lado comunista viendo las pinturas que varios artistas hicieron sobre los remanentes del mítico muro que alguna vez dividió a esta ciudad en dos.

Como nos agarró hambre frenamos a comer una típica comida alemana “light” y en el camino nos encontramos con uno de nuestros osos amigos de Malasia por lo que la foto no pudo faltar.

Paseando llegamos a la antigua casa de gobiernos “altes stadthaus” y paseamos por una zona muy linda y antigua con algunos barcitos y cerca de Iglesia de San Nicolas

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Finalmente llegamos a “Alexanderplatz” icónica plaza de Berlín. Ahí nos sacamos fotos en la fuente de Neptuno y con la torre de televisión “Berliner Fernsehturm”.

Como se estaba haciendo de noche caminamos un poco más por el lado este hasta llegar al Hackescher Markt, una zona de reataurants muy linda debajo de una de las estaciones del tren y  desde ahí tomamos el tren rumbo al hostel, donde un video sorpresa por mi cumpleaños aguardaba.

Para terminar la noche nos fuimos a cenar a una zona según nos dijeron popular entre la gente joven cerca de la calle Kopernikusstraße y cerca del hostel donde encontramos un rico restaurant italiano y terminamos mi día empezando un nuevo capítulo del viaje.