Pushkar, la tierra hippie

Llegamos a Pushkar después de un tren y un tuk-tuk. El primer problema lo tuvimos cuando el señor del hostel nos pidió los pasaportes para llevárselos a hacer fotocopias y le dijimos que no. Después de un par de discusiones terminamos arreglando que nosotros hacíamos las copias a disgusto del recepcionista y dueño.

Pushkar la definí como la tierra hippie porque lo es. Es un lugar chiquito, con poca gente (en métricas india) donde todos los turistas que van, se suelen quedar semanas o meses, y son todos hippies. El atractivo de Pushkar para los indios radica en que es el único pueblo que tiene un templo de adoración a Brahma (el resto no puede hacerle un templo según la religión). El templo es muy espiritual, pero definitivamente no es estético a ojos occidentales.

Además hay un lago sagrado muy lindo todo rodeado de ghats, donde las cenizas de Ghandi fueron arrojadas. Acá tuvimos un pequeño problema que por suerte no pasó a mayores. Nosotros llegamos todos contentos y nos pusimos a caminar por los ghats. Cuando nos sentamos empezamos a notar que TODOS estaban en patas, lo cual considerando los niveles de limpieza indios no es algo que hagas por voluntad propia. Entonces le preguntamos a una pareja de alemanes muy copados y nos explicaron que por ser un lugar sagrado no se podía caminar con zapatillas a menos de 30 mts, no se podía comer, ni arrojar basura. Así que instantáneamente tuvimos que sacarnos las zapas y anular el plan de ir a tomar mate al día siguiente.

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La tarde del siguiente día volvimos en busca de paz y esta vez 60 mts antes (por las dudas) nos sacamos las zapatillas. Vale decir que camino a los ghats una paloma de las muchas que había en la zona, había embocado justo en la cabeza de Gaby sus necesidades del día. Mientras estábamos ahí en contemplación profunda, un perro adorable se le acerca a Gaby y de la nada levanta la pata mojándole las zapatillas y la mochila. Definitivamente ese día Gaby no estaba alineado con la naturaleza.

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Otro detalle amoroso de Pushkar es que de 8 a 10 y de 15 a 17 hrs no hay luz, lo cual hace la idea de comer productos lácteos muy poco atractiva. Aún así encontramos un lugar donde pudimos comer una tortilla de papas (riquísima) y una torta de banana y coco que no parecía local Sonrisa.

Algo loco de Pushkar es que es una ciudad MUY musical. Varias veces al día pasan “comparsas” por llamarlas de alguna manera con gente bailando, cantando, caballos disfrazados y hombres vestidos de príncipes. Si bien es algo que es simpático al principio, después de que te aturdan y corten la calle varias veces el día pierde un poco el encanto.

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