Bienvenidos a Xian
Después de un muy buen viaje en tren donde dormimos bastante llegamos a la mañana a Xian. Menos mal que habíamos arreglado con el hostel que nos venían a buscar… porque media hora después de que nadie apareciera no nos quedó otra que tomar el bondi rumbo al hostel. Caminamos y entramos el hostel equivocado, donde fueron rápidos en tratar de que nos quedáramos ahí, ya que es temporada baja y no tienen muchos turistas, pero después de explicarles que teníamos que ir al que habíamos reservado porque sino nos cobraban la noche igual, no les quedó otra que resignarse y mostrarnos donde quedaba nuestro hostel.
Llegamos hechos una furia porque se habían olvidado de nosotros, pero nos regalaron unos cafés y unas cervezas en “compensación”. Tiempo después descubrimos que se lo daban a todo el mundo. La habitación que nos asignaron pintaba normal así que dejamos las cosas y nos fuimos a recorrer.
La primera impresión de Xian es que el comunismo no se nota, ya que ver todos Audis, Mercedes, BMW y Jaguar estacionados por la calle. Nuestro hostel estaba adentro de la ciudad amurallada que es la parte antigua, pero donde hay muchos shoppings y hoteles además de algunos monumentos para visitar.
El primer destino fue la Torre de la Campana. Esta torre esta centrada en el centro de la ciudad y podes tener una vista de la ciudad de arriba. El problema de esta ciudad es que hay mucho smog, por lo que la visibilidad de reduce bastante, inclusive los días de sol.
Después nos fuimos a pasear por el centro musulmán, donde se pueden probar las comidas más típicas. Nosotros optamos por unos sandwichitos de carne con un pancito casero genial. El primero que pedimos estaba un poco picante, pero ya para el 2do y el 3er pudimos frenan a la cocinera antes de que le ponga picante y estaban mucho más ricos. Por la zona musulmana vendían varios dátiles, frutas y hasta hacían algo muy parecido al mantecol. Cobarde yo porque todo lo que venia probando picaba no compré, todo para después cruzarme con una argentina que me dijo que eso que hacen con nuez es igual al mantecol…me quedé con las ganas…
A la tarde fuimos a la Torre del Tambor, que es muy similar a la de la campana pero con tambores. No son la gran cosa pero es algo típico para ver.
Algo importantísimo! encontramos Haggen Dass nuevamente y nos deleitamos con helado de dulce de leche (carísimo!), pero valió cada centavo, como lo disfrutamos!
Volvimos al hostel con la idea de alquilar las bicis que eran “gratis”, pero luego que nos pidieran que dejáramos 100 dólares de depósito o el pasaporte (en caso de que algo le pasará a la bici) Gaby los mandó a freír churros y decidimos caminar por arriba de la muralla. La muralla esta en estado original y no tiene restauraciones, lo asombroso es que esta en muy buen estado y es ideal para recorrerla en bici ya que son como uno 10 km rodeando toda la ciudad antigua. Nosotros nos conformamos con ver el atardecer y envidiar a las bicis que pasaban .
Para seguir chocando con las del hostel cuando subimos al cuarto había un olor inmundo que venía del baño, por lo que nos cambiaron a otra habitación donde cuando Gaby se sentó en la cama, esta se rompió….y otra vez a mudarnos de habitación.
Menos mal que el bar del hostel hacia una pizza al horno de barro muyyy buena, porque con la racha con la que veníamos fue raro que no nos hayamos intoxicado.
